La hilera de serpientes
El término náhuatl pantli puede traducirse como bandera, aunque su uso más extendido remite a cualquier tipo de hilera o fila, como en la expresión zoomplantli para referirse a un muro de cráneos. De modo similar, se habla del coatepantli cuando se menciona una hilera de serpientes. Este patrón serpentino se refleja en el textil de la falda de Tonantzin-Coatlicue, la deidad que moró en el Coatepetl o montaña de las serpientes, lugar donde surge la epopeya náhuatl y que coincide con el topónimo de la región donde se emplaza este proyecto. En el Códice Florentino se retrata a un sacerdote sentado sobre un tapete de serpientes, una imagen que evoca la capacidad de viajar a través del espacio-tiempo, tal como lo sugieren los agujeros de gusano en la teoría cosmológica. Este imaginario sirvió de inspiración para nuestro coapetlatl, con los colores rojo y amarillo otorgados por una pieza de cerámica.
El muro de serpientes
En el corazón de las ciudades mesoamericanas se erigía un elemento distintivo: el muro de serpientes. Conocido como coatepantli, este muro no era solo una estructura física, sino también un límite sagrado que delimitaba al umbiculus mundi, desde donde los tlahtoani gobernaban las ciudades-estado. Los tlamatinime, por su parte, se adentraban en los secretos de los amoxtli, textos sagrados, junto a estos muros. Más aún, el coatepantli contenía al axis mundi, un canal de comunicación con los dioses y pasaje entre los diversos planos de existencia: astrales, terrenales y aquellos del inframundo.
El círculo de protección
Este símbolo, que circunda la casa del proyecto, funciona como amuleto, talismán o círculo de protección. Este potente fetiche apotropaico, que se revela desde la primera piedra de los cimientos hasta el frontispicio, no se limitó a una sola manifestación física. Su presencia se extiende bajo el agua de las fuentes, emerge en las paredes y se extiende por los pisos, permeando cada aspecto de la construcción con su simbolismo protector.
La ubicuidad del símbolo, ya sea inscrito en piedra o impreso en papel, nunca es excesiva; su constante presencia sirve como un recordatorio perenne de las creencias y prácticas espirituales de las culturas mesoamericanas. El círculo de protección actúa como un guardián silencioso, custodiando la historia y la espiritualidad que el Coatepantli representa.