Scientifica

POR Joaquín Trejo
/ Ene, 2025
Eppur si muove

La autonomía que acompaña a la riqueza originó la libertad de elección. Esto permitió al mecenazgo financiar artistas y polímatas, futuros científicos especializados. Inicialmente, estos eruditos se ilustraron con unos pocos textos como fuente de conocimiento y de un lento pero copioso intercambio epistolar para compartir ideas.

Aunque la inteligencia y la curiosidad genuinas brillaban por su ausencia en los séquitos de algunos nobles, también hubo mecenas con un interés genuino en la erudición, que se involucraron activamente en los conocimientos de aquellos a los que apoyaban. Ejemplos notables son Rodolfo II, que hospedó a Kepler y a Tycho Brahe hasta la desafortunada muerte de este último por no retirarse de la mesa real para orinar; o la Academia de los Linces, auspiciada por el aristócrata umbro Federico Cesi, donde Galileo fue el primer erudito que le exigió a la teoría el experimento, incentivando el uso de instrumentos para la medición.

Durante esta época, el instrumental desarrollado y perfeccionado se convirtió en parte de diversas colecciones. Los objetos relacionados con la navegación se tornaron especialmente apreciados. Esta colección acopió instrumental de esta naturaleza como: varios globos terráqueos y celestes, extensos mapas, compases, relojes de arena, muestrarios de nudos, lupas, un astrolabio, un catalejo, un telescopio y un hermoso modelo de carabela, la máquina que hizo posible el descubrimiento de la ruta hacia un Nuevo Mundo.